30 marzo, 2010
29 marzo, 2010
Hoy recibe los aplausos supo ser sal, y también miel y conecta con sus pasos que resbalar no cae bien.Termino su guerra los pies en la tierra y su mano a un corazón. Su pensar tranquilo su pena un olvido y su alma una pasión.
Hoy asume lo que venga sea para bien, o todo mal y aunque pierda lo que tenga se va a morder para aguantar.
Hoy asume lo que venga sea para bien, o todo mal y aunque pierda lo que tenga se va a morder para aguantar.
27 marzo, 2010
26 marzo, 2010
25 marzo, 2010
Hablo de una traición, hablo de un místico embaucar, de la pasión de la irrealidad y de la realidad de las cartas mortuorias, de los cuerpos en sudarios y de los retratos nupciales.
Nada prueba que no clavó agujas en mi imagen, hasta resulta extraño que yo no le haya enviado mi fotografía acompañada de agujas y de un manual de instrucciones. ¿Cómo empezó esta historia? Es lo que quiero indagar pero con voz solamente mía y eliminando todo designio poético. No poesía sino policía.
Como una madre que no quiere dejar irse de sí a su niño que ya está nacido, así su absorción silenciosa. Yo me arrojo en su silencio; yo, ebria de presentimientos mágicos acerca de una unión con el silencio.
Recuerdo. Una noche de gritos. Yo subía y no tenía posibilidad de arrepentirme; subía cada vez más alto sin saber si llegaría a un encuentro de fusión o si me quedaría toda la vida con la cabeza clavada en un poste. Era como tragar olas de silencio, mis labios se movían como debajo del agua, me ahogaba, era como si estuviera tragando silencio. En mí éramos yo y el silencio. Esa noche me arrojé desde la torre más alta. Y cuando estuvimos en lo alto de la ola, supe que eso era lo mío, y aun lo que he buscado en los poemas, en los cuadros, en la música, era un ser llevado a lo alto de la ola..
No sé cómo me abandoné, pero era como un poema genial: no podía ser escrito. ¿Y por qué no me quedé allí y no morir?. Era el sueño de la más alta muerte, el sueño de morir haciendo el poema en un espacio ceremonial donde palabras como amor, poesía y libertad eran actos en cuerpo vivo.
Crea un silencio en el que yo reconozca mi lugar de reposo cuando la prueba de fuego de su afección tuvo que haber sido mantenerme lejos del silencio, tuvo que haber sido vedarme el acceso a esa zona de silencio exterminador.
Comprendo, de nada sirve comprender, a nadie nunca le ha servido comprender, y sé que ahora necesito remontarme a la raíz de esa fascinación silenciosa, de esa oquedad que se abre para que yo entre, yo el holocausto, yo la víctima propiciatoria. Su persona es menos que un fantasma, que un nombre, que vacío. Alguien me bebe desde la otra orilla, alguien me succiona, me abandona exangüe. Estoy muriendo porque alguien ha creado un silencio para mí.
Fue un trabajo magistral, una infiltración retórica, una lenta invasión (tribu de palabras puras, hordas de discursos alados). Voy a intentar desenlazarme, pero no en silencio, pues el silencio es un lugar peligroso.
Tengo que escribir mucho, que plasmar expresiones para que poco a poco se calle su silencio y entonces se borre su persona que no quiero amar, ni siquiera se trata de amor sino de fascinación imponderable y en consecuencia indecible (acercarme a la dura, a la blanda niebla de su persona lejana, pero hunde el cuchillo, desgarra, y un espacio circular hecho del silencio de tu poema, el poema que escribirás después, en el lugar de la masacre). No es más que un silencio, pero esta necesidad de enemigos reales y de amores mentales, ¿cómo la comprendió desde mis cartas? Un juego magistral.
Ahora mis pasos de loba ansiosa en derredor del círculo de luz donde deslizan la correspondencia. Sus cartas crean un segundo silencio más denso aun que el de sus ojos desde la ventana de su casa frente al puerto. El segundo silencio de sus cartas da lugar a un tercer silencio hecho de faltas de cartas. También hay el silencio que oscila entre el segundo y el tercero: cartas cifradas en las que dice para no decir. Toda la gama de los silencios en tanto de ese lado beben la sangre que siento perder de este lado.
No obstante, si no existiera esta correspondencia vampírica, me moriría de falta de una correspondencia así. Alguien que amé en otra vida, en ninguna vida, en todas las vidas. Alguien a quien amar desde mi lugar de reminiscencias, a quien ofrendarme, a quien sacrificarme como si con ello cumpliera una justa devolución o restableciera el equilibrio cósmico.
Su silencio es un útero, es la muerte. Una noche soñé una carta cubierta de sangre y heces; era en un páramo y la carta gemía como un gato. No. Voy a romper el hechizo. Voy a escribir como llora un niño, es decir: no llora porque esté triste sino que llora para informar, tranquilamente.
24 marzo, 2010
15 marzo, 2010
Puede que haya agotado el tiempo de descuento y ya no me queden cielos que pisar, mientras este suelo pierde su magia. Puede que mis lágrimas surgiesen porque tus besos eran tan efímeros que necesitaba tu saliva en mis pupilas y mi dolor en tu recuerdo para hacerlo real. Puede que la distancia en estas condiciones ayude en lugar de perjudicar.
Está atardeciendo mientras masturbo guitarras que generan acordes tan sordos como tus tequieros en mis oídos. Y todas esas palabras que no pronuncias pero escucho. Es como sabe mi tierra cuando sólo quiero estar entre tus piernas y tener a tus sábanas de bandera. Por suerte y a veces por desgracia me toca lidiar con historias que por ser tan especiales me arañan el alma. Y lo peor es que mi virtud se convierte en vicio y mi amor termina resultando un muro que yo misma he construido. Negándome a tenerte a cambio de gozar de una soledad que a estas horas mortifica mis latidos.
No se puede echar de menos una libertad que nunca se ha tenido. Podemos alabar al sabio, al pródigo y al poeta, pero no sabemos si es sincera su obra de arte. Las palabras son un arma, pero no son precisas. En un mundo de identidades y secretos, la hipocresía navega por cada conversación por empezar. Es difícil admirar algo con neutralidad, o en positivo. Es complicado enamorarte de la primeravera si no te traen flores. Y es del todo imposible creer en algo que no podemos demostrar con hechos. Y sino es imposible, nos han hecho creer que es así. No es lícito mezclar temas, la economia y el mercado laboral con el rojo corazón de alguien que se acaba de enamorar, como tampoco es ético confundir personajes con personas. Porque nuestro papel en esta sociedad no viene determinado por lo que hemos sido o seremos, sino por lo que somos.