Hoy juego, pero no para ganar, no para pasarla bien, no para tener un buen lugar. Hoy juego para no dejar de ser la que en algún momento fui. La que quería conseguir la victoria una y otra vez, la que luchaba por ser quien era.
Y yo hoy juego para no perder esa imagen que perdí hace rato. Y sigo, porque la incertidumbre me mata, me asfixia.
Sigo, sigo, sigo, y no paro. Ya no miro, ya no siento, ya no busco. Pero creo, creo en esa que fui, en esa, si en esa, la de la sonrisa exuberante todos los días, creo en esa que era feliz de mil modos, creo en esa que tenia una coraza indestructible, no en la frágil niña de cristal que hoy existe. No creo en esa que perdió hace rato el juego, pero sigue. Creo en esa que sigue para no perder. Creo en esa que ya no soy. Delirante, soñadora, capaz de reír y de llorar a la vez, a esa que el invierno no le dolía, a esa que la magia siempre le estaba intacta, a esa que hoy busco y no encuentro.
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