NO TRATES DE ENTENDERLO

Caminaba, la niña que tantos silencios había callado; eso era todo lo que hacia: caminar.
Pensaba que el vació iba poder contra ella, pensaba que estaba sola.
Decía que el amor la iba a matar, decía que el dolor era su única realidad.
La niña que estaba en todas las fronteras, y la que no estaba en ningún lado porque nadie la veía. Rodeada de gente metida en un murmullo constante sin sentido, rodeada de muy pocas personas capases de escuchar su vos pidiendo a gritos auxilio entre las el ruido propagado por los mediocres.
Pero siempre ella tan vulnerable, prefería no avanzar y quedarse en el mismo lugar de siempre, como pasaba todos los días. Prefería seguir en su isla, esa a la que solo algunos con suerte llegaban. Avanzaba un casillero y retrocedía dos. Aunque no se daba por vencida, porque ella seguía caminando, ya que era lo único que solía hacer bien. Para ver, si aun con resignación podía seguir perseverando. Aunque el cansancio la matara por dentro, y por las noches el mundo la absorbiera, aunque sus lágrimas solo quedaran en la almohada noche tras noche olvidadas solo ahí. Ella seguía perseverando.
La niña decepcionada por el entorno que la rodeaba y el entorno decepcionado de ella, por creer que lo que estaba mal era lo mejor y por creer que amar no estaba nada mal.
Ella pensaba que mirando a los ojos del amor se hacia invencible pero los ojos se estaban agotando y ella no podía hacer otra cosa que solo seguir caminando.